(Notas acerca del oficio de escribir)
Valeria Correa Fiz
Día Uno. Este diario se abre con un corte. Sin herida, no hay escritura. Compré unos cuchillos japoneses de esos que cortan kryptonita y, en el primer uso y por desdeñar las instrucciones del fabricante, me rebané la pulpa del índice derecho. Buscando con qué desinfectar la herida y detener la hemorragia, recordé las palabras de Rilke: El poeta no debe defenderse de nada.
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