Una pareja atraviesa un momento afortunado, él obtiene una tentadora oferta de trabajo que representa un cambio maravilloso de sus condiciones económicas. El futuro empleador lo invita a cenar a un restaurant y le pide que vaya acompañado de su esposa. Llega el día de la cita. Él le pide a ella que busque en google la dirección del restaurant, se arreglan y salen en su vehículo. Conectan el GPS que empieza a dar indicaciones. Toman una vía incorrecta, ella se percata del error y le dice: cruza en esta calle, él responde, no, en esta calle no es. Ella decide callar, sabe que van en la dirección equivocada. Continúan, el navegador les indica que tienen que dar la vuelta y regresar porque van por la vía equivocada. Finalmente llegan al restaurant, cenan en la máxima tranquilidad, el cierra el trato de su nuevo cargo de trabajo. Salen felices del encuentro. Cuando van de regreso a su casa por la misma vía el esposo pregunta:
-¿Por qué si tu sabías que había que cruzar en esta calle, no me lo dijiste?, luego no insististe cuando yo te dije que no.
Ella responde:
-Porque yo pensé que si insistía eso iba a terminar en un conflicto entre nosotros. Que te ibas a poner de mal humor y cuando llegaras a tu reunión tu actitud no sería la misma, y yo me hice la pregunta, ¿qué es más importante, ser feliz o tener la razón?”.
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