Dos palacios hermanados, obras del arquitecto y pintor renacentista Bergamasco unen  Génova a La Mancha.

El patrimonio artístico renacentista y manierista de Génova atestigua una vez más el enorme prestigio que los Genoveses alcanzaron en el Siglo de Oro, actuando no sólo como banqueros asentistas y factores reales al servicio de la Corona Española o como agentes comerciales en todos los  rincones del Imperio : también fueron marinos  y condotieros,  y hasta afamados artistas, entre los cuales destacan unos personajes que contribuyeron al intercambio cultural entre Italia y el Mundo Hispano. 

Giovanni Battista Castello, nacido en 1509 en Trescore (Bérgamo), murió en Madrid en el año 1569. Más conocido como el “Bergamasco”, después de unos años de formación artística en Roma, se convirtió en un afamado arquitecto y pintor del Siglo de Oro, creando obras de gran virtuosismo y extraordinaria calidad. A comienzos trabajó sobre todo la provincia bergamasca, pintando al fresco iglesias y edificios blasonados. Sin embargo en 1545, su mecenas, el rico mercader lígur Tobía Pallavicino, quiso llevarlo consigo a Génova. Aquí Castello realizó para su amigo y protector la construcción de un espléndido palacio en la Strada Nuova (hoy Via Garibaldi), todavía escenario de suntuosas residencias de la antigua nobleza lígur. Las obras se llevaron a cabo de 1558 a 1561; entre las asombrosas decoraciones y estucos, destacan las sorprendentes pinturas al fresco dedicadas a la mitología griega (Juno y Leda, Apolo y Musas, entre otras).

Palacio Pallavicino, hoy domicilio de la Cámara de Comercio genovesa, pertenece al conjunto arquitectónico de los edificios “Rolli” de Vía Garibaldi, patrimonio UNESCO.

A la colaboración entre el Bergamasco, el arquitecto Galeazzo Alessi (1512-1572) y el pintor Luca Cambiaso(1527-1585) se debe la Villa delle Pescherie, también erigida como residencia veraniega de Tobía Pallavicino, en el barrio genovés de Albaro, donde la fantasía de G.B.Castello expresa sus mejores virtudes en las decoración de estucos en paredes y bóvedas así como unos extravagantes motivos en los jardines con cuevas decoradas. Las pinturas al fresco, también de tema mitológico, son obra de Luca Cambiaso. Otras realizaziones genovesas del Bergamasco fueron los Palacios Imperiale, Doria , la Villa Grimaldi en el barrio de Sampierdarena y parte de la Catedral ciudadana.

Palacio del Viso Bazán

Tan grande era la calidad y fama del Bergamasco, que el mismo rey de España Felipe II lo quiso a su servicio para nuevos proyectos en el Escorial. G.B. Castello, acompañado por su hijo Fabrizio, también pintor y decorador se trasladó a España en 1567. Allí, sucesivamente, Don Álvaro Bazán (1526-1588), Marqués de Santa Cruz y supremo almirante de la Armada española, le encargó, para su residencia en el corazón de La Mancha (es decir Villa del Viso, provincia de Ciudad Real) el plano de un palacio de estilo manierista, parecido a los que el marqués conoció durante sus numerosas estancias italianas. El Bergamasco tomó como modelo el mismo palacio genovés de Tobía Pallavicino, realizando igual estructura con un edificio de planta cuadrada, articulado en torno a un ancho atrio. Siendo entretanto G.B. Castello empeñado en las nuevas obras del Escorial, paredes y techos fueron pintados al fresco por otros pintores italianos: Giambattista Peroli y Stefano Peroli, genoveses, y Cesare De Bellis, napolitano. En las pinturas aparecen escenarios mitológicos, imágenes vinculadas al linaje de la familia Bazán y, sobre todo, lugares y batallas navales que vieron la participación del marqués almirante. Sin embargo, en la decoración de estucos, esculturas, rincones, escaleras y fachadas de este edificio, el sello del Bergamasco, auténtico tesoro de imaginería manierista es inconfundible. El palacio, todavía propiedad de los Marqueses de Santa Cruz, está actualmente ocupado por el Archivo General de la marina española.                                                                       

Cabe recordar que Don Álvaro Bazán, junto a los venecianos Sebastiano Veniero y Agostino Barbarigo, fue un personaje clave en la victoria de Lepanto (1571), donde los movimientos de retaguardia de sus navíos salvaron la armada cristiana del contraataque turco. Tampoco podemos pasar por alto el diploma al mérito que el almirante otorgó a Miguel de Cervantes por su valor e intrepidez durante dicha batalla y que le valió al Sumo Escritor un mejor trato durante su reclusión en Argel. 

Con la muerte de G.B. Castello, en1569, su hijo Fabrizio, los Peroli y De Bellis prosiguieron en las obras y decoraciones del Escorial. A partir de 1583, también Luca Cambiaso, encargado por Felipe II, pintó al fresco la bóveda de San Lorenzo, en el mismo Monasterio.

Nando Pozzoni