Le gourmet de Pablo Picasso
Azul marino, las olas del vestido de una niña que se escabulle livianamente hacia la cocina.
Azul turquesa, los latidos del corazón y los mechones de pelo que le cubren la cara.
Azul oscuro, los pasos de una princesa de la noche, en una ráfaga de desasosiego.
Azul rapsodia, las cortinas teñidas de índigo temeroso, alrededor de su escapada.
Azul mantel, el manto de la Virgen y sus matices que se deshacen en el blanco.
Azul noche, sus calcetines que se refugian en unos zapatos brillantes.
Azul taza, el más exquisito manjar prohibido que una niña pueda desear.
Azul ternura, una luz tímida que aligera la noche y anticipa el alba.
Azul perdón, la levedad despejada de un espíritu ya libre de culpas.
Azul sábana, volver a la habitación y dormirse tranquila, aún saboreando su delicioso robo.
Azul celeste, el rectángulo que mañana le iluminará la cara, cuando se abran los postigos.