Ayúdame a recordar lo inolvidable; nuestros momentos juntos, tu canción, esa noche fría, tu cara cuando reías, recuérdamelo por favor, la enfermedad me está devorando poco a poco. Te ruego, quiero recordar por favor, me queda muy poco y el tiempo pone capas de herrumbre sobre los recuerdos, que se van como hojas que vuelan por una ventana abierta, por una brisa helada en invierno.
Estoy buscando dentro de mí cualquier olvido de felicidad, si no hay recuerdo no hay nada, todo pasa, se queda sólo el recuerdo, cualquiera, pero que me mantenga vivo.
¿Qué pasa, te acuerdas? – No, no me acuerdo, quién eres tú? – me parece una cara ajena. Mi cerebro es un cajón lleno de cosas guardadas, ahora vacío, borrón y cuenta nueva. Una pizarra limpia donde hay que escribir todo desde el principio, rellenar lo que falta, reconstruir amistades, amores, reconectar relaciones sociales, como cuando era un niño y me encantaba hacer rompecabezas.
Rehacerse una vida poniendo pieza tras pieza hasta la cumbre de la torre de marfil de lo inolvidable que era mi casa. ¿Por dónde empiezo? ¿Cuál es el primer ladrillo que tengo que poner? No hay esperanza, solo la pistola humeante me mira torcida ahogada en rastros de sangre.
Animador de ¡Qué me cuentas!