Los microrrelatos del Tapañol


Tema del día (8/11/2017) : LOS MUERTOS


1. CATACUMBAS de Marie Louise Bockholtz

Quien se haya quedado media hora o más en las catacumbas de los capuchinos de Palermo …puede decir que ha frecuentado los muertos.
Un lugar donde se mueven solo los visitantes.
Los muertos están allí todos vestidos, cubiertos de polvo, así como el día de su muerte. Jóvenes, ancianos, hombres, mujeres, cada uno con un rictus estupefacto antes de la eternidad.

2. Q.E.P.D. Que En Paz Descansen de Raffaella Bolletti (*)

Vuelvo de vez en cuando a este lugar mortalmente silencioso. No hay ruido sino el de las hojas muertas crujiendo bajo mis pies, como los Muertos aquí enterrados. Una hilera de tumbas a la derecha, una hilera a la izquierda, al fondo tres pisos de nichos no todos ocupados. Siempre me han fascinado los pequeños cementerios. Son como fotografías que cuentan la historia de un pueblo, su pobreza o su riqueza. Y mientras me dedico a recordar mis Muertos me gusta imaginar que quizás este cementerio mortalmente silencioso por el día, tal vez por la noche se vuelva más vivo al reunirse los Muertos, convertidos en fantasmas, para contarse sus vidas, apostar sobre quién va recibir la flor más hermosa el día de Muertos y, quizás reírse de los vivos y de la prisa que se dan para llegar donde ellos ya están para siempre.

3. NOSOTROS (Los muertos) de Graziella Boffini

Lo que nosotros somos, Ustedes lo serán.

Somos la mayoría, vengan a formar parte de nuestra comunidad, un grupo en crecimiento seguro, nuestro número solo puede incrementarse.
Única certeza futura, garantizada cien por cien.

Esperamos sus llegada, tranquilos, sin prisa.

4. LOS MUERTOS de Jean Claude Fonder

Chiiisss… Parece que estéis tocando “El carnaval de los animales de Saint-Säens”.
¿Qué?
“Los fósiles” se llama la pieza. Chicos, son vuestros huesos que se entrechoquen. Hay muchos extranjeros que visitan nuestro altar, se van a espantar.
Me encanta que haya mucha gente, el altar que han hecho es precioso. Velas decoradas, flores blancas, rojas y sobre todo naranjas. ¡Qué maravilla! Han hecho hasta el mole poblano que me gustaba tanto.
Sí, pero Encarnación, por allí hay un grupo de gringos que creen que estamos celebrando Halloween con sus casas encantadas y sus brujas. Te lo digo vais a desencadenar el pánico.
¡Qué bien! Los gringos que huyen por las calles, vamos a divertirnos.
¡Anda los fósiles! Muertas, muertos, ¡Bailemos!

5. EL CALAVERA de Luigi Chiesa

Desde siempre su apodo era “El calavera”, todos lo llamaban así apuntándolo con el índice, porque era un hombre disoluto, aprovechado y tahúr. Un estafador que sacaba a relucir todo lo que los demás solían despreciar, y los malevos de su pacotilla le decían que tenía que parar para evitar  meterse en líos.
El compadrito de su barrio, un buen día le dijo que habría tenido que hacer un deber, o sea,  regalar a los niños calaveras de azúcar durante los días de Muertos y sólo una de ellas, pintada de rojo con una cruz azul, llevaba un veneno muy potente que causaba la muerte de inmediato; era él el que tenía que elegir a quien tocaba.
Todos los jovencitos se acercaron para tomar los caramelos, en el bolsillo había quedado uno, el rojo, El calavera abrió la boca y se lo tragó.

6. CADA VEZ QUE MUERE UN POETA UNA ESTRELLA SE APAGA de Iris Menegoz

Te fuiste después de aquel verano de días calientes y de noches frías donde mi cuerpo seguía quemándose bajo un sol químico.
Te fuiste cuando ya llegaba la ternura del otoño. A las seis de la mañana de un domingo de lluvia.
Te fuiste volando libre y feliz persiguiendo por fin el sueño de toda tu vida  que nunca lograste realizar.
Me quedan las palabras de tus poemas. Palabras limpias, básicas, siempre un poco azules: luz, viento, cielo, estrellas, nieve, luna.
Palabras que tienen el sonido del agua que fluye encima de las piedras blancas de los torrentes de tus montañas.
Me queda la pálida luz de tu sonrisa, tu voz tierna y cansada, tu mirada encantadora y triste, tus manos largas y tu cigarrillo siempre encendido.
Me queda el ruido de tu silla con ruedas. Sonido que como un cuchillo de hielo traspasaba los corazones.
Solo la alegría de haberte conocido puede aliviar esta tristeza inmensa.

(*).. Micro ganador