Las inglesitas

Era mi regalo de fin de bachillerato. En Ostende, en la Costa Belga, “A la mer” como decíamos nosotros. Había muchas jóvenes inglesas que habían atravesado la Mancha en ferry para desahogarse fuera de su victoriano país. Las llamábamos “Les petites anglaises”. Frecuentaban lugares, que en la época, se llamaban “Dancing”.
Abrían a las 8 de la tarde. Las chicas que no tenía un novio se sentaban juntas en las mesas en pequeños grupos observando de reojo a los varones que estaban de pie cerca de la barra.
Se alternaban los rocks y los lentos y el juego eterno de la conquista daba comienzo, pero ¿quién conquistaba a quién? Por supuesto son las chicas que eligen, pero entonces no lo sabía. Aprendí solamente el lenguaje mudo que se usaba, sobre todo porque no sabía inglés y ellas no hablaban francés. El rock servía para conocerse, lucirse, los lentos eran estratégicos, necesitábamos que el cambio de ritmo se hiciera mientras bailábamos con la chica que nos gustaba. Entonces apretábamos a la muchacha que nos excitaba cuando se palpaban sus formas y, si ella respondía, poniendo las manos en tu cuello, y arrimándose a ti, podías invitarla a tomar algo juntos, mejor en otro dancing y quizás proponerle un paseo por las dunas. Mañana sería otro día.
Recuerdo que entre amigos nos dábamos el soplo. Utilizábamos los preservativos que llamábamos “capotes anglaises”, no era fácil comprarlos porque las farmacias se negaban a venderlos a los menores y teníamos que comprarlos a los que eran mayores de 18 años o encontrar una farmacia socialista.
Esta vida no estaba exenta de peligros. En una ciudad portuaria los marineros son numerosos, beben mucho y a menudo sacaban la navaja o rompía una botella para utilizarla como arma. También yo bebía bastante y un día un policía me detuvo porque estaba completamente borracho y estaba armando follón en la calle. Pasé la noche en la prisión.
Por la mañana llamaron a mi madre y, ahí terminó el festejo que me había regalado mi madre por haber conseguido diplomarme.

 Jean Claude Fonder