Éxodos

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Continuos desastres sacuden al mundo. Desastres de verdad, de los que generan destrucción, desastres en los que la gente lo pierde todo.

Salir de tu casa con lo puesto, cruzar fronteras sin papeles ni dinero, ni bien material alguno, rescatar un par de barreños de plástico entre las ruinas de tu casa…

La necesidad de las cosas, y de las no cosas: el documento de identidad, el pasaporte, el libro de familia, la partida de nacimiento, de defunción, el certificado de penales, el de empresa, el de estudios, el de empadronamiento, la afiliación a la seguridad social, el carnet del paro, la tarjeta sanitaria, el contrato del piso, el de trabajo, el de la hipoteca, las tarjetas de crédito, el seguro de vida, el de enfermedad, el de la casa, el del coche, los justificantes de haber pagado tus impuestos, de haber solicitado plaza para estudiar, de haber pedido cita en el especialista, el dinero, las joyas, los aparatos electrónicos, los electrodomésticos, el menaje, los muebles, la ropa de hogar, la otra ropa, el calzado, los artículos de higiene, los cosméticos, el botiquín, las herramientas, los muebles, los adornos, los libros, los materiales de trabajo, los de estudio, los recuerdos de los viajes, de familia, de la infancia, las antiguas fotos, las antiguas cartas… todo aquello que materializa y desmaterializa nuestra vida, lo que nos humaniza y deshumaniza, lo que nos hace individuos y estadísticas, lo que demuestra nuestra presencia civil, social, familiar, individual…

Todas estas cosas y no cosas no solo rodean nuestra existencia, sino que la construyen; nos construimos ante, bajo, con, contra, desde, en, entre, hacia, para, por, según, sobre, tras, todas estas cosas y no cosas, y raramente sin ellas.

Lo raro es que sin ellas, la existencia se mantiene: se mantiene la vida, la experiencia, las expectativas, los ideales, la inventiva, los afectos, la memoria, las costumbres, los lenguajes, los conocimientos…

Hay gente que camina por Europa con lo puesto, sin papeles, ni dinero, ni bien material alguno. No les ignoramos, sino que, sabiendo que están ahí, simplemente les negamos presencia y existencia. Vieja Europa sin memoria, malvada y desmemoriada Europa.

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Gracias a Astrid Menasanch Tobieson, jovencísima autora y directora de teatro pertinente y necesario, que recientemente ha llevado a los escenarios de Estocolmo y Madrid la obra “Pasaje nocturno” sobre el éxodo de los refugiados.

Dedicado a Kurtey, Ghazal, Karmey, Beshey y Noorey, porque queremos que ellas y todos los refugiados sean acogidos, que su existencia y la de todos los refugiados sea honrada legitimando su presencia y otorgándoles la oportunidad de reconstruir sus vidas y sus lazos familiares, sociales, comunitarios y otorgándonos a nosotros mismos la oportunidad de conocernos unos a otros, de desterrar prejuicios, de dar y recibir.

Si quieres saber más sobre estas cinco mujeres, pincha aquí: https://www.es.amnesty.org/mujeres-yazidies/?pk_campaign=mailint&pk_kwd=20161108_MujeresYazid%C3%ADes

 Ángela Nordenstedt

© Angela Nordenstedt, imágenes y textos