Produzione dell’Opera Nazionale Olandese, Amsterdam
Turandot de Giacomo Puccini (Finale Luciano Berio)
Direttore Riccardo Chailly
Regia Nikolaus Lehnhoff
Scene Raimund Bauer
Costumi Andrea Schmidt-Futterer
Luci Duane Schuler
Coreografia Denni Sayers
Turandot Nina Stemme
Altoum Carlo Bosi
Timur Alexander Tsymbalyuk
Calaf Aleksandrs Antonenko (1, 5, 8, 12, 15, 20) Stefano La Colla (17, 23)
Liù Maria Agresta
Ping Angelo Veccia
Pang Roberto Covatta
Pong Blagoj Nacoski
Mandarino Gianluca Breda (1, 5, 8, 12) Ernesto Panariello (15, 17, 20, 23)
Principe di Persia Azer Rza-Zade
Prima Ancella Barbara Rita Lavarian
Seconda Ancella Kjersti Odegaard
¡No me lo podía creer! me gustó, y me gustó mucho. Una obra de Puccini que nunca he podido soportar y que todos recuerdan por el famoso Nessun dorma interpretado por Luciano Pavorotti y su inalcanzable Vincerò. Me encanta la voz de Pavarotti, en directo en un concierto o reproducida, pero una ópera no es solo una voz.
En la Scala por encima de todo había una orquesta, una orquesta suntuosa capaz de interpretar a Wagner y en esta ocasión dirigida magistralmente por Riccardo Chailly. A mi me reveló un Puccini impresionante, muy moderno y con todos los colores de un orquestación magnifica. La última parte, reconstruida por Luciano Berio, se integraba perfectamente con el resto de la obra. En particular por el final diminuendo, típicamente wagneriano, que el público del teatro no supo apreciar, al menos el que asistió el mismo día que yo. De hecho, empezó a aplaudir antes de que la música dejara de sonar del todo, quizás para poder salir de la sala inmediatamente incluso antes de que los artistas terminaran de saludar, una mala costumbre de este teatro.

Esta noche en la Scala hubo teatro, lo vi y lo oí. La dirección teatral, la coreografía, las escenas, las luces y el vestuario eran maravillosos, lo que se puede comprobar en la foto de arriba (hay otras muy bonitas en la página del teatro). Todo creaba una escenografía muy unida que ilustra con mucho gusto y sin caer en lo ridículo de algunas puestas en escena (las que nos representan una China de pacotilla) esta fábula que encuentra sus raíces en la más antigua tradición china. Lo oí también porque antes de ser cantantes los intérpretes eran actores creíbles física y vocalmente. Curiosamente ayudaba el hecho de que muchos no eran italianos y que las características típicas de las voces italianas, la del tenor en particular, estaban en cierto modo matizadas dando así más credibilidad a la interpretación.
En definitiva, un espectáculo que dice mucho del nuevo equipo directivo de un teatro que está considerado la referencia absoluta en materia de arte lírica italiana, que no tiene que añorar su pasado, sino más bien crear un futuro, el futuro de la ópera como arte total pero también popular.
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[youtube https://youtu.be/BxkiB7qVvP4]
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