HASTA el 01 de FEBRERO 2015
Según palabras de Sara Facio, no fue su intención convertirse en una coleccionista, sino que se propuso, simplemente, guardar ordenadamente las fotografías que le fueron llegando por diferentes caminos.
Algunas le fueron obsequiadas especialmente por Victoria Ocampo, Annemarie Heinrich, Grete Stern, Mario Cravo Neto y artistas contemporáneos como Marcos López, Adriana Lestido o Luis González Palma.
“También me las enviaba gente para mi desconocida, – asegura- del interior del país o de países vecinos, que leían mis notas periodísticas y pensaban que iba a apreciar las fotos que ellos no se animaban a desechar. O colegas que me acercaban sus trabajos para comentarlos y me los dejaban; algunas me gustaban especialmente y las elogiaba, me las dedicaban y me las regalaban; muchas, que pedí para presentar en exposiciones, como curadora, nunca fueron retiradas; y sí, también algunas que, por muy diferentes motivos, compré.”
La colección, formada a lo largo de 50 años, tiene un valor cultural que trasciende lo personal y por eso merece estar al alcance y ser contemplada por los visitantes del museo mayor de la Argentina. Porque las fotos existen cuando se miran, adquiriendo ahí su verdadero sentido.
La exposición cuenta con el apoyo de la Asociación Amigos del MNBA.
PROPÓSITOS
En ningún momento tuve intención de ser una coleccionista.
Simplemente, fui guardando ordenadamente las fotografías que me fueron llegando por diferentes caminos. Las enviaban desconocidos del interior del país o países vecinos que leían mis notas periodísticas y pensaron que iba a apreciar las fotos que ellos no se animaban a desechar; colegas que me acercaban sus trabajos para comentarlos y me los dejaban; algunas que me gustaban especialmente y las elogiaba, me las dedicaban y me las regalaban; muchas, que pedí para presentar en exposiciones -como curadora- y nunca fueron retiradas; y sí, también, algunas que por muy diferentes motivos, compré.
Y así fui formando un archivo maravilloso que de ninguna manera quiero atesorar sólo para sentirme su propietaria. Por el contrario, las fotos existen cuando son miradas, ahí adquieren su verdadero sentido, y estas obras merecen mucho más que mi solitaria mirada. No tengo un sentimiento hedonista ni elitista, no son obras para mi deleite personal, ni para mi sola contemplación. Mucho menos, las considero un bien económico. Nunca podría vender una foto que me regaló Victoria Ocampo, Annemarie Heinrich, Grete Stern, Mario Cravo Neto, ni de los actuales creadores Marcos López, Adriana Lestido o Luis González Palma.
Creo que este archivo que fui formando a lo largo de 50 años tiene un valor cultural que trasciende lo personal, que merece estar al alcance y ser contemplada por toda persona.
Mi archivo, como la fotografía misma, no tiene fronteras. Su patria es la calidad de la imagen. No obstante, he limitado la selección a autores de Latinoamérica. Por las razones que expuse siempre: porque es menos conocida y en consecuencia no es valorada como se merece.
En esta selección puede apreciarse claramente que los creadores de todo el continente americano han sido tan creativos como los colegas de los países hegemónicos, que desde 1839 y hasta hoy, han tenido el reconocimiento de sus sociedades. También creo que la selección contiene obras tan buenas, algunas históricas, que merece pertenecer al Patrimonio de nuestro país, porque estoy convencida, estará salvaguardada de cualquier contingencia.
Agradezco que las actuales autoridades acepten esta donación. Será un enorme beneficio para los fotógrafos que tendrán sus obras cuidadas y bien expuestas cuando los curadores las selecciones, el Patrimonio Nacional que se verá enriquecido en calidad y cantidad y el público, verdadero y final destinatario que las sabrá apreciar.
Sara Facio