
Sin prisa recorrió el estrecho túnel, un tanto frío, pero curiosamente iluminado. Cuando se aproximaba a la salida, los incandescentes rayos de sol que penetraban desde la boca del túnel nublaron la vista de Alberto por algunos segundos.
Sin prisa recorrió el estrecho túnel, un tanto frío, pero curiosamente iluminado. Cuando se aproximaba a la salida, los incandescentes rayos de sol que penetraban desde la boca del túnel nublaron la vista de Alberto por algunos segundos.
Mientras inspiraba y expiraba profundamente con placer imaginaba que ese era el lugar perfecto donde le gustaría envejecer: tranquilo, solitario, silencioso, rodeado de aire puro con mucha naturaleza y, sobre todo, despoblado, sin gente.
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