Serollebecq

Michel Houellebecq siempre escribe el mismo libro. El mismo implacable libro: sobre él mismo. Pocos autores tienen tan poca piedad sobre sí mismos. El hecho de que casi siempre escriba en primera persona dificulta la idea de poder separar al autor del héroe, o del simple narrador. En cierto modo, su indisimulada egolatría literaria no hace más que alimentar la leyenda de autor maldito, con lo que eso conlleva de pingüe beneficio económico. Autor de vida excéntrica y declaraciones explosivas, ha sabido construir esa imagen de literato rebelde con la que pasará a la Historia de la Literatura europea, occidental, mundial. Porque se puede ser rebelde sin disparar un solo tiro, sin asaltar un parlamento, sin declarar ninguna guerra. Si no, que se lo pregunten a Nietzsche, por ejemplo.

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