La Cuenta

—Hola ¿Qué tal estás?
—Pues yo estupenda, muy bien ¿y tú?
—Bien
—¿Leíste el documento?, —preguntó él.
Ella en posición de batalla sentada casi al borde de la silla, con mirada inquisidora para dar la guerra, respiró profundamente y lo miró unos segundos en silencio.
—Sí, lo leí. No estoy de acuerdo con algunas cosas, tengo varias observaciones, pero creo que dadas las circunstancias solo las haré en presencia de mi abogado. Me dijo que llegaría con retraso, que comiéramos nosotros.

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