
Podría ser una mañana fría de primavera. Podría ser el patio de una posada perdida en una ruta provincial con vista al campo. Podrían ser cinco desconocidos reunidos por mera casualidad en la geometría asolada que los pálidos rayos recortan entre el suelo y la pared. Se trataría entonces de gente ensimismada, absorbida tal vez por la rigidez del paisaje, un horizonte de colinas que avanza sobre el terreno pajizo con la azulada concreción de un glaciar..
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