A toda velocidad condujo dos horas para llegar hasta ella; en el camino oraba por poder despedirse antes que falleciera. Esa madrugada lo había despertado el teléfono con la mala noticia que su mamá se había agravado. Dos días atrás, habían transcurrido todo un día juntos y la notaba de mejor semblante y apetito. Leonardo le había comunicado que tenía que ausentarse durante el fin de semana para asistir a un congreso médico, pero que si no estaba en condiciones no iría. Carmen le dijo que no era necesario, que se sentía mejor, que fuera y cumpliera con sus compromisos. El estaba arrepentido de haber accedido a la petición de su madre.
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