Cómo construir y gestionar relaciones saludables

“Tú eres aquello que haces, no aquello que dices que harás”

                                                                                                                      C.C. Jung

Qué duda cabe que uno de los mayores anhelos que puede albergar un ser humano es establecer relaciones saludables en su entorno: familia, pareja, trabajo, amistades. Todos aspiramos a construir vínculos que sumen y aporten crecimiento, bienestar y paz en nuestra vida. Somos por naturaleza seres sociales y en nuestro quehacer cotidiano establecemos contacto con un sinfín de personas en diversos ámbitos y que desempeñan distintos roles. Precisamente para abordar cuáles son las claves esenciales para construir y gestionar de forma sana dichas relaciones, la psicóloga y coach ontológico venezolana, residenciada en Milán, Italia, María Esther Leal, nos da luces y herramientas al respecto. 

Edificar y mantener en el tiempo vínculos saludables es una tarea que requiere que las partes involucradas busquen  alcanzar un objetivo común: el bienestar. Esto no siempre se cumple. Los lazos interpersonales requieren de una serie de elementos, entre los que cabe destacar: el respeto, la comprensión, la comunicación, la asertividad, la escucha activa,  el  compromiso, la voluntad y, sobre todo, mucha práctica. Aquí se cumple la premisa de que ‘la práctica hace al maestro’. Mientras más invertimos y aportamos a esa relación, en cultivarla, ésta dará sus frutos. Pero ¿cuáles son las claves primordiales para establecer vínculos funcionales y saludables en nuestra vida?

La psicóloga venezolana, María Esther Leal, con una vasta trayectoria –treinta y tres años de experiencia en el campo de la psicología y dieciocho años como coach ontológico–, afirma que como aspecto medular para que una relación, de cualquier índole, sea saludable,  se parte de la autoestima

En términos generales, la autoestima es definida como el conjunto de percepciones, valoraciones y apreciaciones que un individuo tiene respecto a sí mismo o respecto a las actividades que realiza. Abarca la personalidad y la apariencia corporal. Es un concepto clave dentro de las distintas corrientes de la psicología que coinciden en sostener que es vital para el individuo y sus relaciones.

Explica que la autoestima toca al sujeto en todos los ámbitos y en todas sus relaciones.  “Mientras más claridad tenga cada persona acerca de quién es, acerca de cuáles son sus gustos, sus  intereses, su manera de ver el mundo, acerca de su propia aceptación de lo que son sus fortalezas y sus limitaciones,  y acerca del valor que se dé, eso por supuesto que repercute de una manera positiva o limitante en las relaciones interpersonales”.

En segundo lugar de importancia destaca los valores,  entendidos como los principios que  caracterizan al ser humano  y que tienen gran importancia dentro de un grupo social. “Lo que es importante para uno y para otro, es lo que permite que haya empatía. Esto es: ‘aprender a ponerme en el lugar del otro u otra’, que dependerá de los valores que se tengan y de las virtudes; un concepto diferente a los valores que responde a las capacidades y a la predisposición para hacer el bien o generar un efecto o consecuencia positiva en el otro”. 

La autoestima, los valores y las virtudes sumadas al  estilo de educación que cada quien ha tenido –que abarca tanto la educación familiar, como la formal, recibida en la escuela–,  ejercen gran influencia en cómo se van a desarrollar y cómo van a ser las relaciones. El conjunto de estos elementos es lo que va a dar mayores posibilidades de que tengan comprensión; otro elemento clave. 

Para que en una relación se pueda dar la paciencia, la tolerancia, la empatía,  que son, en realidad,  virtudes que se desarrollan dentro de las relaciones,  se parte de que se tenga mayor o menor preparación en algo. “Mientras más ignorantes somos acerca de la importancia de  estos elementos, evidentemente estamos más distantes de tener una relación que sea funcional y sana”, afirma.

Ante la interrogante ¿es posible construir relaciones saludables con valores contrapuestos? la psicóloga explica que para que esto suceda una de las partes tiene que tener dentro de sus valores fundamentales la espiritualidad y la afectividad, porque esa persona en relación con la otra se constituiría en un individuo capaz de comprender al otro. “Tendría que tener obligatoriamente estos dos valores.  Puede ser que encuentres a alguien que tenga valores materiales,  valores físicos, valores intelectuales, pero que tenga poco compromiso con lo afectivo, con lo espiritual, y le cueste ponerse en el lugar del que tiene una visión afectiva-moral, e incluso espiritual; pero a lo mejor al espiritual le es más fácil entender al otro y de todas maneras la relación se puede dar. Sí se puede. Los valores espirituales y afectivos, como el amor, abarcan a los otros valores: respeto, honestidad, etc.”

¿Qué es una relación funcional, desde el punto de vista de la psicología? María Esther lo describe como: los vínculos  sanos y saludables en donde los integrantes que participan son capaces de ver lo mejor de sí a través de los otros, y viceversa, utilizando como manera particular de relacionarse la comunicación en todas sus formas: gestual, escrita, mente a mente; todo ello con el fin de mantener como claro propósito: el bienestar. “Si los involucrados en una relación, del tipo que sea (familiar, pareja, laboral, amistad), no tienen fijado como propósito el bienestar, la tendencia es a desviarse de dicho propósito. Se promueve el bien de uno y del otro, es un ganar-ganar en la relación”. 

En muchos casos la gente suele confundir el egoísmo con atender su autoestima. “Yo tuve una paciente que decía: esta semana voy a ser egoísta. Si haces algo por el bien tuyo y de tu pareja, un familiar, un compañero de trabajo, etc., no estás siendo egoísta, estás atendiendo tu autoestima; la persona se ocupa de sí, para luego dar de lo que se ocupó. Mientras que el egoísta dice: primero yo, segundo yo, tercero yo y cuarto yo, por si acaso. El egoísta no tiene sentido de servicio hacia el otro”.  

Explica que cuando uno de los involucrados se da cuenta que hay cosas en la relación que no funcionan se produce lo que se define como “la propiedad del problema”, que está relacionado con el hecho de que la persona se reconoce un problema o reconoce que tiene un problema. “Solo cuando alguien lo reconoce está preparada para pedir ayuda. Si no lo reconoce se da lo que los psicólogos llamamos: negación del problema”.

Argumenta que en los casos en que una o más integrantes en una relación tienen características de conflictividad y toxicidad y no lo reconocen, pues es el otro u otra, la que está a su alrededor, quien debe asumir y responder a la pregunta ¿cómo yo voy a lidiar con esta persona? Dentro del campo de la  psicología, los especialistas del área consideran que el que tiene el interés y  la motivación de cambio es el que debe ir en búsqueda de  la solución y el camino de trabajo es más sencillo.  “Por supuesto que es más fácil para nosotros trabajar con el que está decidido a cambiar y que admite que tiene un problema que con quien se resiste. Pongo el ejemplo aplicado a los padres que tienen algún hijo que consume drogas. Hasta que ese hijo o hija no reconoce que tiene un problema y busca ayuda es poco lo que los padres pueden hacer por él o ella, excepto lo que ellos hacen por ellos mismos”. 

Ante la resistencia al reconocimiento de un problema y generar cambios ¿es posible modificar una relación cuando una de las partes se niega por completo? Explica que lo primero que se debe trabajar es la expectativa del cambio del otro. “No puedes basar tu vida, ni tu bienestar, ni felicidad, en la idea de que el otro va a cambiar: padre, madre, jefe, hermano, pareja, etc. Eso no depende de ti. Por lo tanto, tú tienes que elevarte por encima de esa propuesta.  Es comenzar a observar cuál es la manera de pensar, sentir y actuar que me corresponde llevar a mí en el caso de una persona con esas características”. 

Al quitar expectativas se quita de encima la sensación de  impotencia. No se espera nada. Desde el punto de vista afectivo hay que elegir desde la consciencia que tengo: “amar a esa persona, más  allá de que esa persona sea correcta o incorrecta: como ya no tengo expectativas, voy a amar a esa persona tal cual es”. 

Además de la impotencia, se eliminan también los juicios. “Los juicios en forma de espera; detrás de una espera hay una petición no hecha; una necesidad de pedirle algo a alguien.  Entonces para construir relaciones saludables debemos trabajar en ser empáticos, generosos, amables, serviciales; todo esto sin ninguna expectativa. Ciertamente, no es sencillo, pero debe transitarse este camino porque genera alivio, tranquilidad y bienestar”. 

Se deben adquirir herramientas que nos permitan en la cotidianidad gestionar las relaciones con quien “nunca te va a dar la razón, que nunca se va a poner en tu lugar, que no va a hacer ningún cambio porque no tiene consciencia de enfermedad y tampoco le interesa. ¿Cómo  vivir o compartir un espacio con alguien así, sin que eso vaya a generar ninguna afectación? es la pregunta clave sobre la que la persona debe trabajar, enfatiza la experta.

En el caso de las relaciones de pareja resulta lo mismo: “¿cómo hago yo para que mi esposo, mi esposa, mi pareja, que no es amable acepte que yo soy amable con él o con ella, por ejemplo? Puedo ofrecer al otro lo mismo que yo estaría pidiendo que me diera a mí. Hay que tener valores afectivos y espirituales para uno ponerse en esa posición de comprensión y de ayuda al otro”. 

Cuestión de dos…

“Tenían más de sesenta años juntos; ella era una señora ciega y acudieron a la consulta porque ella quería sanar el resentimiento que tenía contra el señor y fueron a sanarlo. Fue un trabajo muy lindo. Lo hicieron hasta donde ellos se dispusieron. Ella murió uno o dos años después, pero  quedaron bien porque después de tantos años buscaron una ayuda para ese aspecto de su relación que los afectaba. Tener la posibilidad de atender a parejas mayores es algo espectacular; ver como independientemente de la edad y años de convivencia buscan apoyo para sanar aspectos de su relación y recuperarla”, recuerda María Esther con una sonrisa en su rostro.  

Gran parte de su trayectoria profesional la ha dedicado al tema de parejas. Precisamente sobre esto menciona que son muchos los expertos que han abordado el argumento de la satisfacción marital y las relaciones de pareja. Hace referencia especialmente a los aportes del psiquiatra alemán, Kurt Schneider, y el concepto de Triada afectiva, según el cual existen tres aspectos medulares, éstos son: 

Comunicación 

Afectividad

Sexualidad

Afirma que todos los demás aspectos que comprenden una relación de pareja: lo económico/financiero, la relación con los hijos, las relaciones con familiares de ambos cónyuges, la relación con los roles (trabajador, ama de casa, hermana, hija, etc.,), sumado a las diferencias en cuanto a género –hombre/mujer– reposan en esta triada. 

“La base fundamental de una pareja es precisamente esta triada. En mi desempeño dentro de la consulta lo primero que he buscado siempre es cómo están esas tres áreas y trabajamos en función de recuperarlas. Ejemplo: si la mujer está distante de su marido, desde el punto de vista de la sexualidad, pero abierta a la afectividad se trabaja el tema sexual y se corrige. Pero si la persona está cerrada sexualmente y afectivamente, hay que trabajar sobre estas dos áreas. Si la pareja se dedica a escuchar, a acompañar en procesos afectivos, en dar ánimo, motivación, en decir claro que confío en el otro o en la otra;   toca la autoestima, porque recuerda que está con él o ella por amor; evidentemente se tendrá más apertura para comunicar, para decir lo que le sucede, cómo se siente y también para la sexualidad”. 

De acuerdo con su experiencia, el área donde se verifican más fallas en las parejas es en la comunicación. Explica que la mayoría no tiene un modelo efectivo de comunicación. “Si nosotros buscamos cómo se comunicaban nuestros padres vamos a identificar una serie de debilidades. No hay muchas referencias delante de nosotros que tengan una buena comunicación, y en cuanto a la afectividad también hay limitaciones. Sin embargo, se puede presumir que están juntos porque se aman, pero no tiene que presumir que están juntos porque se comunican bien. Ahí hay una debilidad”. 

Es vital que las parejas construyan un sistema de comunicación funcional;  para ello hay que dar un paso adelante del lugar en el que dicha pareja se encuentra. “Hay parejas que se conforman en cómo viven porque  no se educan en más nada; creen que lo que están viviendo es hasta ahí. Hay una parte del ser que te dice, ‘tiene que haber algo más’, pero hay quienes callan a su ser, le tapan la boca: no es así, hasta aquí es”.

Sin embargo, describe que la naturaleza evolutiva de los seres humanos va a conducirnos siempre a que deseemos estar mejor que como estamos y la mejor forma es escuchar qué nos dice nuestra voz interior, prestarle atención y actuar. “Hay que tomar acción, poner en práctica, y dar ese paso que es precisamente la toma de conciencia. Hay personas que por su naturaleza y su crianza son conformistas”. 

Además de la comunicación, y la afectividad, otro elemento importante de la triada se refiere a la sexualidad que comprende: la sensualidad, la sexualidad (genitalidad) y el romanticismo. En cuanto a la interrogante sobre qué papel juega la pasión en la relación afirma que ésta es importante, pero es más importante que se entienda que la pasión se cultiva. “La pasión no anda sola, se cultiva. Una de las creencias limitantes es pensar que la pasión se va acabando con el tiempo, eso nada tiene que ver con la realidad. Las parejas son apasionadas, o bien porque es la naturaleza de la persona, o bien porque lo han considerado como uno de los elementos importantes de la sexualidad”. 

Muchas mujeres asocian la sexualidad con el romanticismo, y hay hombres que asocian la sexualidad con la pasión. Ahora bien, podemos ser mujeres apasionadas, pero “¿cómo el hombre  puede pedir pasión si no considera a la mujer en otras cosas que son importantes? suele pensar la mujer, entonces se achicopala en ese sentido. Por eso la pasión es algo que tiene que cultivarse con   la actitud, en el roce, en la práctica, y en tener una mentalidad abierta.  Si tienes una mentalidad abierta vas a cambiar ese paradigma que la pasión se va acabando con el tiempo”. 

La relación de pareja, como toda relación, es necesario cultivarla, requiere tiempo, compromiso, disposición, en este sentido, la experta aporta algunas recomendaciones. 

¿Cómo cultivar la comunicación y el bienestar  en la pareja? 

Disponer de un tiempo y espacio exclusivo como pareja todas las semanas:  para conversar temas de la pareja  –su comunicación,  su sexualidad, su afectividad–; de lo que les gusta o no les gusta; de aquello que los está afectando, de lo que anhelan cada uno, de lo que les falta. “A esto los psicólogos lo llamamos intimidad psicológica”.    

Hacer alguna actividad en común: acompañarse en alguna actividad –relacionada con un hobby o alguna actividad de desarrollo personal– que los conecte y mantenga unidos en un objetivo. “En estos tiempos de pandemia donde muchas actividades no pueden realizarse, queda, tomando las recomendaciones del caso, los espacios abiertos para caminar. Pero cuando todo esto pase, es importante tomar o retomar con su pareja alguna actividad en conjunto”.

Mantenerse vigilante a los sentimientos de malestar: reconocido o no, y cuando sea reconocido, tener oportunidad de mostrarlo y conversarlo, desde el amor y la asertividad. 

Tener o desarrollar una percepción de equipo: si la pareja se percibe como separado uno del otro van a vivir juntos en la misma casa, pero van a vivir en su propio mundo. 

Renovar el propósito de para qué están juntos: ayuda a darse cuenta que las parejas evolucionan y a medida que van evolucionando algunos valores que antes eran importantes ahora dejan de serlo para ser sustituidos por otros valores. Tiene que ser visto a la luz de la pareja.

-Delimitar tiempo/espacio para las demás actividades: con el tema del confinamiento muchas parejas se alejaron o se acercaron. Si se debe permanecer las veinticuatro horas del día en casa, es importante definir el tiempo y el espacio para trabajar, para estar en pareja. Sin embargo, enfatiza que el trabajo no puede ser una excusa o justificación para dejar de compartir.  Es importante establecer una actividad en conjunto que implique:

-Un espacio recreativo

-Un espacio de intimidad psicológica

-Un espacio familiar. 

-Apoyarse en el uso de herramientas: yoga, meditación, Tai-chi, etc., que en tiempos de pandemia se pueden hacer en casa porque con internet están al alcance de todos. “Esto va a ayudar a manejar la ansiedad, el estrés y depresión. También el caso de terapia psicológica si se requiere”.  

Inclusión de la espiritualidad: que no tiene que ver con la religión que profesen los dos,  o cada uno de ellos, en el caso que tengan religiones distintas. 

-Alimentar y promover el humor: “una pareja con humor es una pareja que  disfruta de su relación, dejas de tomarte todo como importante y comienzas a disfrutarlo todo, los aciertos, los errores; disfrutan las diferentes etapas”.

El respeto y admiración hacia el otro/otra: ambos elementos han de ir en aumento, no en desmedro, “desde la conciencia de que no se pierda”. 

Comprensión: escuchar activamente, ponerse en el lugar del otro y leer sus sentimientos y emociones. “Esto tiene que ver con  conocerse y con la autoestima”.  

Para finalizar admite  que ciertamente es menos sencilla y fluida la relación, sobre todo en lo que se refiere a la comunicación,  cuando no se disponen de herramientas. Además de los modelos que se traen de la comunicación de los padres cuando como adulto, no se conocen las herramientas ni técnicas sobre cómo comunicarse mejor, se puede pasar una vida tratando de llegar hasta ahí. 

“La intención más la técnica da un resultado maravilloso a la relación de pareja. Muchas veces las parejas pasan su vida mandándose a callar por dentro y cuando van a una consulta ya hay un deterioro importante en comunicación, afectividad y en sexualidad. Esto crea un estado de separación grande. Se ha alimentado mucho resentimiento, dolor, frustración y las parejas tienden a irse por el camino de la separación, en vez de tomar el camino de la recuperación. Es triste, y muchas parejas aún tenían amor, pero ya no tenían energía, venían cansados. Es como intentar remar un bote sin técnica: no quiere decir que no vas a lograrlo, pero va a ser más difícil y va a tomar más tiempo; pero si te enseña un profesor o guía a remar, se hace más claro y sencillo el proceso, puede que te tome un tiempo adquirir destrezas, pero con toda seguridad vas a lograrlo, medianamente bien, o muy bien”. 

Tener una relación saludable en cualquier ámbito implica: respeto, comprensión,  comunicación, afecto, confianza, asertividad; todo ello en la búsqueda común del bienestar. Lograrlo significa ganar en nuestras vidas: paz, alegría, vitalidad. Establecer ese vínculo desde la capacidad de entender y aceptar a los demás es un ejercicio de vida que aporta solo buenos resultados, ¿cómo estamos remando este bote?


María Esther Leal (@psicmariaestherleal) psicólogo venezolana, con treinta y tres años de experiencia profesional, cuenta con un máster en Gerencia de Empresas, es Coach Ontológico desde hace dieciocho años, es conferencista. En su país de origen se desempeñó en espacios de radio y T.V sobre temas de su competencia profesional. Reside en Italia desde hace aproximadamente dos años. 


Narsa Silva

Narsa A. Silva Villanueva (Caracas, Venezuela 1972)

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