Los microrrelatos del Tapañol


Tema: NOTRE-DAME DE PARIS


1. ALGO MÁS de Luis Alberto Prado

— ¿Y dónde estaban las gárgolas a la hora del incendio?
— ¿o tal vez era el alma de Cuasimodo?
Preguntaba mi sobrino Liam de 6 años. Todos atentos y con profunda pena veíamos la noticia; Mientras en la televisión narraban un poco del trágico acontecimiento, mi sobrino seguía preguntando.
— ¿Que significa Notre-Dame?
Es la catedral de Nuestra Señora, respondía su madre.
— Pero que inmensas campañas —decía.
Antes que pregunte el porqué, su mamá son Marie y Emmanuel.
— ¿Y por qué no lo apagaron a tiempo?
Son 422 peldaños y se requieren casi 40 minutos para llegar arriba.
— ¿Y por qué es famosa?
— Porque es un símbolo del cristianismo y tardaron más de 150 años en construirla, comenzaron sus primeros pasos en 1163 hasta 1345. En 1991 lo nominaron patrimonio cultural de la humanidad. —continuaba su mamá.—En 1804 Napoleón se coronó emperador dentro de esa estructura gótica. Víctor Hugo escribió «Nuestra Señora de París»  en 1831, se trata de un jorobado que se enamora de una gitana Esmeral…
— ¡Mamá! Eso ya lo sé, además para él, la iglesia era su casa. Entonces basta. Un poco más por favor, mirándonos con un semblante tierno e irónico.
— Tiene 3 puertas que destacan y se llaman la puerta de la virgen, la  puerta del juicio final y la puerta de Santa Ana, esta última guarda una leyenda, porque quien la diseño invoco al diablo.
Interrumpe mi cuñado: 
— Por favor no mientes ese nombre al niño.
Un poco confusa mi hermana, está bien; casi todos perplejos nos miramos y luego de dos segundos de pausa continuo.
— Ahí beatificaron a Juana de Arco en 1909.
— Basta mamá, gracias por ilustrarme.
— Ahora no me digas que quieres conocer París.
— No tío, tal vez más adelante, ahora  solo quiero mi leche.

2. PIEDRA Y LLAMAS de Massimiliano Gaspari

La piedra y la historia. La piedra y las llamas.
Notre-Dame cuenta sus historias. Historias sagradas y profanas, religión y literatura.
Todo el que haya pasado por allí ha encontrado una historia más: una historia solo suya, uno mirándola rozada por la luz del amanecer, otro confundida en las nieblas del invierno, otro más vislumbrada por el azul de un afortunado anochecer. En cada sombra irregular creada por sus estatuas, en cada hueco, en cada ángulo se esconde una historia, bajo la mirada de una gárgola tan protectora como amenazadora.
Notre-Dame, hoy, salida de las llamas como buque de la tormenta, tiene una historia más para contar.

3. Y BASTA POCO de Luis Martin Ghiggo

— No lo sé, dijo Manuel.
Le habían preguntado, del porqué le gustaban tanto las iglesias. Sí, todos sabían de la aberración que le tenía a la religión.
— Te roban y roban. Imagínense, tanta pasta en sus muros, sus techos y pisos. Si nuestra idiosincrasia, es así de egoísta es por culpa de la religión.
— ¡Detente!  basta… basta, Manuel !  Debes calmarte. No puedes estar hablando así: ¡Respétanos! Hugo, respondía con la rabia en sus ojos.
Siempre era la misma historia, pero ahora no podía. Absolutamente, hoy no debía hacerlo. La noche anterior la noticia del incendio de Notre Dame, había destrozado a la mayoría de aquellos que estaban en esa reunión de amigos. Hablar de política, sexo, religión; eran los temas más tocados. No podía haber grupo de discusión más democrático que ese. Al final de la guerra ideológica, ninguno se cargaba rencor.
Lamentablemente, la catástrofe de Notre Dame, supuso desde ese día la caída del grupito.
— ¿Por qué vas a la iglesia, Manuel?
Su arquitectura es maravillosa, por eso hombre!
— ¿Solo por eso? Vete a freír espárragos, Manu.
Tranquilos Tíos. Montan este pollo por la religión. ¿No entiendo?… les iba a decir que hagamos una colecta para donarla a la Catedral.
Ya que Notre-Dame, al fin y al cabo es arquitectura. Y a mí me encanta, ¡Hombre! 
Al día siguiente, el matutino  “La revista Capital” 
“Cómo nos montó un pollo, la Catedral”

Manuel cruz, redactor.

4. EL FESTIVAL DE LOS BUFONES de Luigi Chiesa

No obstante el público un poco enojado, delante de la catedral todo estaba listo para la fiesta; guirnaldas de flores adornaban la plaza de “Notre-Dame”, luces de colores dispuestas en forma de sonrisas, los músicos tocaban instrumentos medievales.
Un acontecimiento popular donde el momento culminante era la elección del Papa de los locos, manifestación descabellada y que ponía en escena un misterio teatral, escrito por un autor muerto de hambre; además se hacía un concurso de muecas que al final acababa en un bostezo. La idea recogió un gran éxito y los transeúntes que participaron entusiasmadamente y de forma masiva, eligieron a Quasimodo, deforme campanero, como bufón de la corte.
Desde tiempos inmemoriales, se festejaba de forma conjunta con el Día de los Reyes Magos, la gente se sentía atraída por una joven gitana que bailaba con su hermosa cabrita. Hacía un poco de frío, y dentro de poco se pondría a nevar, pero en el aire se percibía un fuerte olor de humo.
Los bomberos, unos días más tarde, encontraron entre todas las carcasas quemadas, dos cadáveres horrendos extrañamente abrazados, uno era una mujer, y el otro un hombre que no presentaba ninguna ruptura ni del cráneo ni del cuello, era evidente que no se había ahorcado. Ya estaba allí y allí murió. Cuando trataron de quitarlo del esqueleto que apretaba, se deshizo en polvo.

5.  CARTA A LAS BUENAS PERSONAS de Iris Menegoz

¡Queridos ricos de la tierra!
¡Qué alegría me ha provocado vuestra competición!
¡Vuestra generosidad a corto plazo me ha emocionado muchísimo!
He pensado que si en el mundo, tan árido y egoísta, alguien quien tiene un corazón tan grande y altruista significa que aún hay esperanza.
No conozco vuestros negocios, ni donde se desarrollan vuestras actividades. Pero estoy convencida de que sabéis tratar con justicia a todos vuestros trabajadores y que vuestras ganancias no tienen relación con ningún tipo de explotación, ni ambiental, ni de latierra, ni tampoco de seres humanos de los rincones más pobres de este planeta.
Pido perdón por mis palabras un poco desconfiadas, soy sólo una vieja iglesia. Para los ateos soy un estupendo monumento gótico, para los que creen, soy algo más, soy la casa de Dios. ¡Me apenaría descubrir que todo este montón de dinero apestase!
Otra vez os agradezco todo lo que hicisteis y por todo lo que haréis.

                                                            Notre-Dame de Paris 
                                                                      (una vieja iglesia en un enorme lío)

6. NOTRE-DAME DE PARIS de Raffaella Bolletti

Como una Señora elegante y sin edad, tendida en la pequeña isla de la Cité, rodeada por las aguas del río Sena, descanso tras acoger cada día miles de visitantes. Aquí, en la niebla de la mañana parisina, levanto mis brazos hacia arriba, mis dos torres, donde las personas suben para disfrutar de una vista panorámica de la ciudad. Abro mis ojos, los rosetones, ojos que filtran los rayos del sol e iluminan mis cinco naves de luces multicolores. En mi interior, al igual que en el alma de una mujer, se esconden tesoros, hay lugares misteriosos y secretos que solo los visitantes más atentos pueden descubrir. En este momento necesito un poco de maquillaje, ya han removido las gárgolas y las quimeras, criaturas grotescas y monstruosas, para restaurarlas, y casualmente, hoy como en una novela negra, desprovista de la protección de mis gárgolas las llamas de un infernal incendio me han envuelto, quemando y destruyendo el techo, mi aguja derrumbándose. Me he quedado así con la nave central a cielo abierto y llena de escombros. Pero ahora más que nunca tengo el brío para levantar mi voz y gritar que, precisamente por ser la Señora, demostraré que puedo sobrevivir una vez más, ya ocurrió durante la Revolución, cuando mi imagen quedó dañada por haber sido yo desacralizada, profanada, como una mujer violada. Sin duda volveré a nacer de una forma más hermosa, con la ayuda de la fuerza más poderosa del mundo: el amor.  

7. NOTRE-DAME DE PARIS de Gloria Rolfo

Esmeralda se despertó muy contenta el primer día de su luna de miel, estando en Paris, una ciudad que deseaba visitar desde hacía por lo menos 10 años, desde que le habían regalado para los Reyes el libro de Victor Hugo Notre-Dame de Paris. Había llorado sobre la triste suerte de la gitana Esmeralda, su homónima, había odiado el malvado y odioso Frolo y había sentido mucha pena por Quasimodo a quien nadie quería solo porque era muy feo aunque era muy bueno. Esa mañana la vista de Notre-Dame fue como ella se había imaginado y estaba contentísima. A la tarde fueron a visitar el Louvre che les gustó mucho, al atardecer mientras paseaban cerca del Sena vieron que  Notre-Dame se había incendiado. Para Esmeralda fue un dolor enorme y empezó a llorar desesperada, su marido Martín la abrazó, la besó y le dijo: no llores, así la reconstruirán bonita e imponente como era y el día que se pueda volver a visitar vendremos. Esmeralda se calmó y pensó che así harían.
 

8. EL LIBRO DE LAS PERDIDAS de Silvia Zanetto

Este año todavía no han llegado los vencejos a Milán. 
La gente pasea el perro, se tira al césped gozando del sol, charla con los amigos: parece que yo soy la única que se da cuenta de que quizás hay otra preciosidad para apuntar en el libro de las pérdidas.
Es que hasta cierto punto las cosas de la vida cambian: cambias de amigos, de coche, de trabajo, de pareja. Pero llega un momento en el que dejan de cambiar y simplemente se pierden, dejándose atrás un sentido de privación que nunca se acaba. 
Porque es verdad lo que dice ese refrán chino, que la vida es como una cebolla: se desprende un trozo a la vez y algunas veces se llora.  
Será por eso que sentimos tanto lo de Notre Dame de Paris, aquellas hermosas agujas que todos tuvimos la ocasión de admirar al menos una vez en la vida devoradas por las llamas de un descuido culpable y evitable. Otra cosa hermosa apuntada en el libro de las pérdidas.
Ahora dicen que han recogido mucho dinero, que se va a reconstruir dentro de poco tiempo. 
Quizás sea verdad. 
Y quizás, también vuelvan los vencejos a Milán.

9. LAS TORRES DE NOTRE-DAME de Jean Claude Fonder

Lunes, 15 de abril de 2019, Paris.

Hemos reservado en la Tour d’Argent. Son la 6,30 hs, estamos ante la fachada del pequeño museo de la table, típica del Viejo París en madera de color azul con formas rectangulares blancas y dos vitrinas que muestran estatuas de antiguos camareros. Un escrito declara que la casa fue fundada en 1582.
No es la primera vez que cenamos en este restaurante, el más antiguo de Europa, dicen. Es famoso por la receta de pato prensado, los patos son numerados desde la creación de la receta en 1890. Cuenta con una bodega de vinos con más de 450.000 botellas, una de cognac de 1788. Participamos en la ceremonia, un cena compuesta por platos saboreados por Proust y Salvador Dalí como las “Quenelles de brochet” y el célebre “Canard au sang”.
Subimos a la sexta planta, nos instalan en una mesa con vista al Sena y a Notre-Dame. Empezamos a consultar el menú, cuando oímos gritar:
— Notre-Dame está ardiendo.
Vemos  humo, luces rojas y amarillas que aparecen por momentos en la aguja central. En pocos instantes todos llegan, clientes, camareros, cocineros, y se aglutinan alrededor de nuestra mesa, pegados a los grandes ventanales. El incendio se propaga rápidamente a la cubierta. En el momento en que el tejado se hunde, se escucha un grito de estupor que la gente no puede reprimir. Después se derrumba la aguja, pero cuando se ve que el fuego ha llegado a la torre norte no creen lo que no se puede negar, casi un siglo de historia podría convertirse en humo y cenizas.
— El fuego en las torres ha sido contenido, —anuncia la radio que alguien había encendido.
Solo entonces la gente empieza a marcharse con una inmensa tristeza en el corazón.

10. PAULO Y EL INCENDIO DE LA CATEDRAL de Olmo Guillermo Liévano

“Todo en el mundo es finito. Los seres humanos y nuestro paso por la historia con nuestras vanidades y orgullos personales, es solo una brizna de paja que se la lleva el viento”

Carolina Sanìn.

 Al  escribir los jeroglíficos  del microrrelato, en mi cerebro aparecen dos intangibles que no puedo ver ni tocar porque ya no existen. Se han quebrado al fuego vivo Notre-Dame de Paris y Paulo Cordeiro.
 Al  garrapiñar alegre en el mas incendiario tema que se le ha ocurrido a Jean-Claude, sobre una enciclopedia arquitectónica del gótico en búsqueda de la luz y la construcción del Universo y memoria de la  Francia, en un pequeño respiro  leo la noticia  en la “Gazzeta del Mezzogiorno”:    
…“ Un taxi que había partido esta mañana del aeropuerto de Palesse hacia Mattera, fue violentamente atropellado por un camión, haciéndolo trizas y han perdido la vida….
 — No puede ser. —Exclamo a mi mismo. —¡Mi amigo Paulo y su esposa Vera!.
Un golpe con sonido y olor azufre, una zozobra y un frío adentro intenso y vacío me embarga. No quiero seguir leyendo pero no puedo evitar mirar por el rabillo del ojo izquierdo y luego aterrorizado con los dos ojos la espeluznante foto.
…Totalmente carbonizado. Siento el aguijón de la muerte en la boca del estómago y la arcada de mi cuerpo por el vomito que se me quiere venir encima. Luego, una gran tristeza. En el exilio casi no existen los amigos. Son contados. Y cuando llegan, se convierten en familia. 
Hace un mes el lunes 15 de abril, hablábamos del dramático incendio de la catedral. 
Calcinado él como calcinada ella la Catedral de Notre-Dame, se me entrecruzan los tres y el sentimiento me obliga a borrarlo todo.

11. SIGNIFICADOS de Adriana Langtry (*)

a Raymond Carver

En la televisión hablaban del monumento medieval. Robert, adormecido sobre el diván escuchó el nombre de aquella Catedral. Se despabiló de golpe. Se sentó y rastreando con los dedos los objetos desparramados sobre la mesita dio con el mando a distancia. Subió el volumen. Hablaban del incendio, de París, la caída de un símbolo. 
Los ojos de Robert vagaron en las tinieblas. Una inmensa congoja lo invadió. Se acarició la barba encanecida y recordó de inmediato aquella noche pasada en aquel pueblo cerca de Connecticut hacía más de treinta años. Pocas cosas habían cambiado desde entonces. Ahora tenía casi ochenta, estaba jubilado y había enviudado dos veces. Una vida hecha. Por lo demás seguía viviendo en Seattle y, como entonces, era ciego de nacimiento.
En la televisión hablaban de la devastación en acto. Robert trató de imaginar el calor de las llamas, monstruos voraces devorando la estructura que sucumbía como hoja de papel. Pensó en Raymond y en aquel dibujo que juntos habían diseñado esa noche lejana. Lo había conservado. Sintió la urgencia de encontrarlo. Se levantó y se dirigió al  armario. Su memoria interior no le fallaba. Lo halló escondido en un  cajón.
Era un papel grueso de bolsa de las compras. Logró sentarse en el piso,  lo desplegó y acariciándolo le alisó las arrugas. Luego, con las yemas de los dedos comenzó a recorrer las gruesas lineas trazadas por el bolígrafo. Su corazón latía emocionado. ¡Ahí estaban! Las torres principales, los rosetones, la prominente aguja, arbotantes y gárgolas. Pasando los dedos por los surcos Robert volvió a sentir el calor de su mano apretando la de Raymond mientras guiaba el bolígrafo. Nada se había perdido, pensó el ciego. Ahí seguía, todavía intacto, el diseño de su vida, aquella Catedral gótica en todo su esplendor. 

(*).. Micro ganador