La riqueza del libro pobre

Hay libros que nacen para ser mirados más que leídos. No importa si contienen textos escritos porque estos carecen, generalmente, de contenidos semánticos específicos. No son tampoco libros de fotografía ni de arte. Son libros concebidos y realizados por un artista visual. Libros obras de arte: libros de artista. En este género interdisciplinar, cuyos precursores son las vanguardias de las primeras décadas del siglo XX, el libro deja de ser el tradicional vehículo de textos literarios o teóricos para convertirse en una entidad artística propia centrada en el valor visual y espacial de la página. Podríamos decir que la escritura de un libro de artista no es literaria, o no lo es en modo exclusivo, sino plástica. Sus características (infinidad de soportes, técnicas y materiales) han dado a luz a una gran variedad de subgéneros, algunos más cercanos a lo literario, otros a lo pictórico o escultórico. A mitad, entre el libro de artista y la tradición de los antiguos manuscritos miniados, encontramos lo que Daniel Leuwers ha bautizado “livre pauvre”, el libro pobre.

livre pauvre: Crédo de l’aube Ghislaine Lejard

Poeta y crítico literario francés, profesor de letras modernas en la Universidad de Tours, Daniel Leuwers ha elaborado este concepto a partir del encuentro, en su juventud, con el poeta René Char (1907-1988). Desde la segunda posguerra René Char ha llevado acabo una intensa colaboración con los que llamaba “mis pintores”: Braque, Arp, Brauner, Miró, Matisse, Picasso, etc. Nacieron así un gran número de manuscritos poéticos iluminados. El deseo de continuar el diálogo entre lenguajes artísticos diferentes lleva a Leuwers, en 2002, a invitar a poetas y plásticos a participar a su primera colección.

¿Pero qué es un libro pobre y por qué “pobre”? Es pobre porque su realización no es costosa. Pero ante todo, porque está fuera de los circuitos comerciales. Su requisito principal es el de no estar en venta. Ninguno de los participantes es remunerado. Se trata de una colaboración inédita, lúdica y desinteresada. Se crea algo bello por el simple gusto de hacerlo y de exponerlo luego al público. Aquí toda su riqueza. Digamos sorprendente para los tiempos que corren.
El libro pobre está realizado en pocos ejemplares, de 2 a 6, todos originales de dimensiones reducidas cuyos destinatarios son: el autor, el artista visual y las exposiciones permanentes o itinerantes.
El soporte es la simple hoja de papel (de acuarela, cartulina, etc), plegada en dos, en acordeón o de otro modo. En cada ejemplar el escritor -generalmente un poeta- escribe a mano un texto breve: poema, haiku, fragmentos de prosa; el artista lo ilustra usando la técnica que prefiere: dibujo, pintura, grabado, foto, collage. El proceso puede también invertirse y el poeta seguir con su caligrafía las huellas trazadas por el artista.

Como sostiene Daniel Leuwers “Lejos de ser un libro donde uno se sienta para dar vuelta las páginas, es una página en torno a la cual uno da vueltas estando de pié. Por otro lado, la conjunción de la escritura manuscrita y de la ilustración original ponen al libro pobre por encima de las publicaciones ordinarias.” De hecho, si el libro pobre escapa a la comercialización atesora en sí mismo un valor inmenso: pura belleza para alegrarnos la vista y el espíritu.

La colección Leuwers cuenta hoy con más de 2000 piezas en muestra en la “Maison Ronsard” en el Priorato de Saint-Cosme, cerca de Tours, última morada del poeta Pierre de Ronsard y patria del libro iluminado medieval. En 2008 la editorial Gallimard ha publicado un bellísimo catalogo “Richesse du livre pauvre” (del cual, por otro lado, he tomado prestado el título) donde se pueden apreciar algunos ejemplares de los diferentes poemarios lanzados por Leuwers. Todos llevan como título una obra de Mallarmé, en homenaje al precursor de la poesía visual.

Numerosos escritores, poetas y artistas de todo el mundo han participado a esta colección: Yves Bonnefoy, Fernando Arrabal, Michel Butor, Annie Ernaux, Pierre Buraglio, Claude Viallat, Erró, entre otros. Han sido organizadas exposiciones internacionales y lanzadas nuevas colecciones como la de Ghislaine Lejard, poetisa y collagista francesa, a la cual tuve el placer de participar y que luego me animó a crear, junto a escritoras y artistas visuales, una serie de librillos en italiano y en español.

Del libro pobre nació también este poema con el que los dejo:

Ménage harmonieux (*)

Les mots
illuminent la page enluminée
par les couleurs.
Etincelles du sens qui
s’épanouissent dans la profondeur
de deux silences.

Adriana Langtry


(*) relación armoniosa: las palabras/iluminan la página miniada/por los colores./Chispas de sentido que/florecen en la profundidad/de dos silencios.