Iglesia de San Francesco al Fopponino

Ya está aquí el Salón del Mueble y comienzo con una visita a esta iglesia que proyectó en los años 60 Gio Ponti, uno de los arquitectos, diseñadores industriales, artistas y publicistas italianos más importantes del siglo XX que fundó la revista «Domus».
Imaginativo para integrarla en el contexto urbano decide recuperar espacio colocando más en el interior la fachada y así crea un efecto de plaza.
La fachada tiene un cuerpo central y dos laterales que recuerdan un ábanico. Me encanta como juega con las formas verticales y horizontales de las ventanas.
Gio Ponti siente un atracción por el diamante por su forma y  por su transparencia. Me encuentró  en la fachada principal en el rosetón central y la cerámica tipo mini diamantes usada en toda la parte delantera y que cambia de color según la luz. Hay que ir un poco antes del atardecer, qué bonito juego de luces con la cerámica.
Cuando entras, la iglesia es enorme, 25 metros de altura.


Gio Ponti proyectó casi todo en su interior: órgano, lámparas, pila bautismal.
¡Qué bonitas lámparas! ¡Me las llevaría mi casa! Son de láminas de latón unidas como por tejas con una parte central redonda que permite crear un increíble juego de reflejos.
Las ventanas son solo pequeñas fisuras en la pared y en las capillas laterales ha usado un tipo de aperturas que me recuerdan los paravientos o el dorso de un animal prehistórico.
Hasta las manillas de las puertas son de diseño y famosísimos, se llaman «Cono» y los creó Gio para Villa Planchart de Caracas en Venezuela en los años 50.
Hay que fijarse.
El retablo del altar es gigantesco. Lo pintó Francesco Tabusso en 1975. Hay que acercarse y mirar por debajo para darnos cuenta de la grandeza y magnitud de su estructura.
Hay dos sorpresas saliendo por el lateral: la entrada con unos elementos arquitectónicos distintos. Me fijo enseguida en la decoración tipo varas a punta. Genial el detalle que delimita perfil del tejado con la misma forma que la vara.
Fuera me encuentro con la capilla antigua que dicen que es barroca pero que está cerrada. Me voy a ver unos restos del cementerio, una pequeña ermita que tiene una curiosa inscripción.
Antes de irme subo al órgano. Hay que ver esta iglesía desde el altar y luego subir al órgano para verla en el otro sentido. La perspectiva cambia y las líneas de fuga cambian totalmente


Carmen Canillas

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