Tema del día (13/12/2017) : DICIEMBRE EN MILÁN
1. FRENESÍ de Graziella Boffini
Estamos en Milán
Es diciembre
El pasado jueves inauguraron un nuevo centro comercial, que nadie necesitaba.
Todos quieren comprar algo, algo que no necesitan.
Todos están ocupados
Súper ocupados
El tráfico es alucinante
Los escaparates están llenos de cosas.
La puesta del sol es cada día más temprana, pero desde aquí no se puede notar.
Las luces artificiales sustituyen la luz natural.
Todos están ocupados en comprar regalos que no necesitan los que los van a recibir.
Todos tienen que comprar algo.
Quizás deseamos parecer más ricos.
Paseando por las vías más céntricas el calor sale a la calle a través de las puertas abiertas de las tiendas, creando un clima desnaturalizado y anti ecológico; en los hipermercados de la periferia la gente se pega por un aparcamiento.
Saliendo de la ciudad, más allá de una escuálida periferia, empieza un inesperado paisaje, todo un campo llano.
Me voy a pasear por los campos, el trabajo agrícola ya se acabó, no hay nadie.
Con sinceridad aquí hace frío, y está oscuro, es sinceramente invierno.
Veo unos pájaros emigrar hacia el sur, dichosos ellos.
En diciembre los árboles, sabios, se reposan.
2. DICIEMBRE EN MILÁN de Luigi Chiesa
Diciembre, en estos tiempos, es un mes como los demás, sin magia, sin niebla ni nieve, sin emociones ni entusiasmos, ni fu ni fa. Lo positivo es que hay poco consumismo: solo objetos chinos imperantes y negociantes acosados que tienen ojeriza a quien solo mira y no compra nada. Pocos clientes van a la caza de descuentos para contentar a algún pariente que ni les va ni les viene, pero la tradición lo impone y es necesario pasar unas horas juntos en las fiestas navideñas. ¿Todos felices comiendo perdices? Nada que ver con la feria milanesa “Oh bei O bej” de S. Ambrogio en los años históricos del pasado, donde todo el mundo iba a comprar una estatuilla de barro cocido para el Belén y después se acercaba a la cafetería “Moriggi” para tomar una copa de vino y picar unas lonchas de chorizo. ¿Habéis visto a los vagabundos en el centro de la ciudad, delante de las tiendas de prestigiosas firmas de la moda solo para los mafiosos rusos, preparándose para pasar la noche? ¿No os llama la atención? Sin comentario, diciembre o no, no cambia nada, quizás no hay mosquitos. Lo importante es conformarse.
3. DICIEMBRE EN MILÁN de Leda Negri
En Diciembre en Milan, esperando la navidad, hay muchas actividades, diversiones y espectáculos. El más importante es el estreno del Teatro » La Scala».
En este período hay una atmósfera especial: días fríos, neblinosos, a veces con nieve, pero también hay villancicos, los gaiteros que te causan alegría, luminarias por todas partes y mucha gente che entra en la tiendas y sale llena de regalos envueltos con cintas coloradas. Te hace pensar que Milan es una ciudad llena de vida, trabajadora y rica.
Lo que más me gusta es la Misa de medianoche en «Duomo». Desde pequeña iba con mi familia y pensaba en lo grande y fría que era la catedral y que el niño Jesús había nacido en una pequeña gruta, pero con el buey y el burrito que lo calentaban.
En diciembre Milan es como siempre un gran Milan.
4. DICIEMBRE EN MILÁN (cosas de antaño) de Iris Menegoz
Olor a pino, mandarinas, velas de cera.
Bolas frágiles de vidrio soplado.
La luna con dos caras, el fantoche de nieve con corbata, la fresa roja.
Que ansiosa alegría quitarle el papel fino y reencontrarlo después de un año.
Ir sola a «La Standa» a elegir las postales para los abuelos, los tíos y los primos del pueblo.
Escribir la carta dorada y brillante llena de promesas para ocultarla bajo el plato de papá.
Esperar a que nieve.
Esperar aquella muñeca vestida de princesa con los ojos de vidrio, las pestañas largas y la boca pintada de rojo.
Muñeca que nunca llegó.
5. VAMOS A MILÁN de Jean Claude Fonder (*)
—¿Papá, dónde vamos para el puente de la inmaculada?
—Vamos a Milán. Tengo una propuesta interesante, 4 días desde el 7 de diciembre. Es muy barato.
—Claro, no hay nada que ver. ¿Por qué no vamos a Roma o a Florencia?
—En diciembre Milán es la ciudad más hermosa de Italia. Un castillo imponente y protector surge misterioso de la niebla ligera que lo envuelve como en un abrigo invernal. Las luces navideñas, las tiendas lujosas y ricamente decoradas jalonan el recorrido hacia la plaza del Duomo donde un inmenso árbol de navidad está de guardia ante la antigua y maravillosa catedral gótica, símbolo de la ciudad. Es una de las más grandes iglesias del mundo y sus miles de estatuas siguen restaurándose sin parar.
—¿Mamá, y a ti, te interesa también?
—En Milán toda la gente es hermosa, se visten muy bien, las tiendas son muy elegantes. Además el 7 de diciembre, se inaugura la nueva temporada en el famoso teatro Alla Scala, donde triunfó Maria Callas, y la mujeres llevan los vestidos diseñados por los más grandes diseñadores del mundo. En los bares de la prestigiosa galeria Victor Manuel II, se sirven copas de champan y Campari Shakerato.
—¿Y para los muchachos?
—¡Fantástico! Hay un mercado especial para los niños de todas las edades, juguetes y golosinas. Se llama: ¡Oh bej, oh bej”, es decir: ¡Que bello, que bello!
—Todo eso me parece un cuento de hadas, un cuento de navidad, —dice el muchacho no convencido y circunspecto.
6. DESDE OTRA PERSPECTIVA de Raffaella Bolletti
Los que me iban a llevar a la ciudad la describían como muy ruidosa, apresurada, trabajadora, donde la gente a menudo está de mala leche, pero también acogedora y abierta, capital de la moda. Vivo en Milán desde el 6 de diciembre, estoy aquí en la plaza del Duomo, el corazón palpitante de la ciudad, con vistas a la Catedral. Desde mi posición privilegiada puedo ver paseantes, turistas, voluntarios que recaudan fondos para diferentes asociaciones, mendigos pidiendo limosna, y un montón de policías. Pero ¿qué es esta música que oigo? Pues claro, es el estreno en el Teatro alla Scala. ¿Y ese perfume a comida? Es el mercadillo tradicional de Navidad con su productos gastronómicos, y ¿quién grita “¡O bej! ¡O bej!”? Los niños fascinados por los tenderetes con dulces y juguetes en el día 7, Fiesta del patrón de la ciudad. Me gusta este lugar y aunque hay otros eventos por descubrir me basta con ver que la gente admira mis adornos y me doy cuenta de que los milaneses no dejan de ser milaneses y siguen siendo apresurados a pesar de la atmósfera mágica de las luces navideñas colgantes o decorando los escaparates de las tiendas.
(*).. Micro ganador
7. Desde otro lugar.
No vivo en Milán pero la sueño como se sueñan los regalos más deseados.
Vivo en el Atlántico, donde la Navidad no tiene frío, en una isla redonda donde la gente mezcla sus vidas y aparece una preciosa gama de colores y de risas como en cualquier esquina de un mundo en calma.
«Episodio de juventud» de Francesco Hayez.
«Un beso» un sueño regalado.
Blanca Quesada.
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Muchísimas gracias
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