Società del Quartetto
1 de Diciembre 2015, Martes 20,30h – Conservatorio «G. Verdi»
Hespèrion XXI
Jordi Savall rebeca, vielle, viola y dirección
Aram Movsisyan voz
El espíritu de Armenia – Músicas de la memoria viva del oriente cristiano más antiguo.
Escribo hoy estas palabras desde Estambul, justo antes de preparar el ensayo de las músicas del concierto El espíritu de Armenia, que interpretaremos con otros músicos armenios y turcos para recordar las víctimas de los trágicos hechos que comenzaron el 24 de abril de 1915.
Recordemos algunas cifras y algunos hechos: unos meses antes, a finales de 1914, la población armenia del Imperio otomano ascendía, según el patriarcado armenio, a unos dos millones de habitantes; hoy, en Turquía, sólo quedan unos 60.000 armenios. De las dos mil quinientas iglesias y los cuatrocientos monasterios armenios sólo han sobrevivido cuarenta iglesias, treinta y cuatro de las cuales en Estambul. Esa ciudad, con una población mayoritariamente cristiana en 1914, fue el único lugar de Turquía donde griegos y armenios pudieron seguir viviendo. Sin embargo, no tardaron en verse sometidos también ahí a una devastadora violencia de Estado y muchos de ellos, junto con la mayoría de los vivían en las demás zonas del país, fueron deportados, asesinados, torturados, degollados y ahorcados a la sombra de un conflicto mayor, con lo que se convirtieron en las víctimas del primer genocidio del siglo XX.
Conmemorar hoy dicho centenario no significa únicamente recordar esos hechos y esas víctimas. Sirve también para revelarnos muchas cosas relacionadas con los vivos, y arroja una luz muy poco favorecedora sobre la civilización moderna y sobre algunos de sus fracasos: no sólo no se ha hecho justicia a las víctimas, sino que además se ha tolerado un siglo de negación del crimen por parte de Turquía, y al mismo tiempo hemos aceptado la indiferencia de los observadores. Si el olvido y la negación persisten, será como volver a dejar morir por segunda vez a todas aquellas víctimas.
1915-2015: por desgracia, son pocas las cosas que han cambiado… La hostilidad hacia los armenios continúa cien años después y provoca nuevas devastaciones: bloqueo de los acuerdos y negativa a ratificar los protocolos firmados en el 2009 para la normalización de las relaciones entre Turquía y Armenia, ataques a la ciudad armenia de Kesab en Siria, destrucción del memorial de la ciudad siria de Deirez Zor, el único monumento dedicado a las víctimas del genocidio (dinamitado el 18 de septiembre del 2014), etcétera.
Por fortuna, también hay señales positivas: un 36 por ciento de los turcos de 18 a 26 años parecen mostrarse favorables a un reconocimiento del genocidio armenio. Parece también que después de unas cuantas décadas de silencio la Turquía moderna empieza a recuperar la memoria de los armenios. Es algo que sucede gracias al trabajo de un puñado de hombres y mujeres valientes, como Ragip Zarakulo (defensor de los derechos humanos y editor) y de su mujer; y, sobre todo, gracias al periodista turcoarmenio Hrant Dink (asesinado a las puertas de su diario en el 2007), quien llamó la atención de la población turca sobre la cuestión armenia con palabras sencillas: “Había un pueblo llamado los armenios que vivía en estas tierras y ya no está aquí. ¿Qué fue de ellos?”. Hay que proseguir estas labores en favor de una toma de conciencia mayor y definitiva sobre esta cuestión con el fin de llegar a “un reconocimiento liberador de la historia del Genocidio armenio”.
Nosotros los recordaremos mediante su música, porque la música actúa como un verdadero bálsamo, ya sea sensual o espiritual, y porque llega al alma de los hombres y sabe curar todas sus heridas y sus dolores. Grandes músicos armenios como Tigran Chukhacheán (1837-1898) y el célebre Komitas (1869-1935), quien sistemática y escrupulosamente recopiló, publicó y salvó muchas canciones y melodías anónimas del patrimonio antiguo, serán interpretados con toda la belleza y la emoción de la música armenia. Convencidos de que sin Emoción no hay Memoria, sin Memoria no hay Justicia, sin Justicia no hay Civilización y sin Civilización los seres humanos carecemos de futuro.
JORDI SAVALL
Estambul, 22 abril 2015
Traducción: Juan Gabriel López Guix